Texto de Paco Morales. Junio 2023.
El sábado 17 de junio de 2023 a las 16,00 en la Parroquia del Santísimo Cristo en el Barrio del Cristo de Quart de Poblet (Valencia), tuvo lugar una reunión con motivo de la firma del convenio de colaboración entre la ONG Agua Pura y la Congregación de Agustinas Hijas del Santísimo Salvador. Asistieron un grupo de personas relacionadas con la ONG, incluido el presidente Héctor de los Reyes, y la madre Aurora Chinchay Jacinto como representante de las Hermanas Agustinas. Esta religiosa realiza su labor en Mozambique, en la misión de Natete-Netia del distrito de Monapo, provincia de Nampula, Diocésis de Nacala.
La madre Aurora hizo una presentación de la labor que realizan las misioneras en Natete-Netia. Explicó que el objetivo es ayudar al desarrollo personal de los habitantes de ese enclave del norte de Mozambique cercano a la costa del océano Índico. Las misioneras trabajan con 134 comunidades rurales cuyos habitantes viven de forma precaria, con economía de subsistencia basada en el cultivo de frijoles y yuca, y muy influenciada por las condiciones climáticas con alternancia de periodos de sequía con otros de lluvias torrenciales. En los últimos años como consecuencia del cambio climático las condiciones se han hecho más extremas.
La madre explicó que las personas con las que trabajan unen a su pobreza una baja autoestima, hasta el punto de considerar que el color de su piel se debe a que son descendientes de Caín y que están maldecidos, por lo que nunca dejaran de ser pobres. Por ello, lo primero que hay que hacer es convencerlos de que todas las personas somos iguales y que hay oportunidades de mejorar su situación.
La madre Aurora dice que la causa principal de la pobreza, en este y otros lugares de África, es el analfabetismo y la situación de la mujer. Utiliza varias expresiones para definir esta relación, entre ellas que “el analfabetismo apaga los sueños”. Respecto de las mujeres explica que a pesar de que la organización es “madrelineal” tienen un papel secundario, incluso, aunque los hijos dependen de la madre, la dependencia real es del hermano mayor de la madre. Relata que dada la elevada mortalidad infantil, los niños no son considerados personas hasta que tienen 7 años y las niñas hasta los 10-11. Las mujeres se casan muy jóvenes y mientras están en edad fértil tienen numerosos embarazos. “Las mujeres jóvenes o están embarazadas o tienen un niño en brazos” dice de forma muy gráfica.
La labor de las hermanas Agustinas se centra en el cuidado, el acogimiento y la educación de niños, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. La madre Aurora señala que la educación se basa en principios integrales para formar personas, de acuerdo con los postulados de la Iglesia Católica, no sólo en la alfabetización. Para los niños y las niñas se han organizado escuelas (escolinhas en portugués). A las mujeres se las organiza en asociaciones con las que se realizan sesiones de sensibilización para mejorar su situación humana y espiritual y hacerles ver su papel en el desarrollo del grupo. Además de alfabetizarlas, se les enseñan técnicas agrícolas, entre ellas la producción de plantones de árboles frutales lo que les permite crear sus propios huertos para el consumo familiar, lo que ayuda a luchar contra la pobreza y el hambre, dice la madre Aurora, quien señala que “educar a una mujer es educar a la sociedad”. Respecto del hambre, explica que estas personas tienen siempre hambre y en ocasiones la misión tiene poco o nada que darles, de ahí la importancia de estimular la agricultura y, en la medida de los posible, la cría de animales domésticos. Preguntada sobre este tema, la hermana aclara que se crían cabritos y a veces gallinas, proporcionando una pareja a cada familia con la idea de que tengan huevos, pero también nuevos animales que se puedan dar a otras familias. Preguntada por el papel de los hombres, dice que también trabajan con ellos, pero parece que tienen un papel secundario.
En la misión tienen un centro educativo donde se forman 49 niñas de entre 3 y 18 años, la mayor parte huérfanas. El objetivo, además de darles soporte material, es prepararlas para que puedan tener un trabajo y, si es posible, estudios superiores para que puedan trabajar fuera de sus comunidades y contribuir al desarrollo de la población. Precisamente el convenio de colaboración es para el apadrinamiento de algunas de estas niñas financiando sus estudios y manutención para poder tener un futuro mejor.. Esta acción complementa la realizada con anterioridad por Agua Pura con la construcción de un pozo.
A lo largo de su intervención la hermana insiste en la necesidad de hacer “algo desde la base” y en la importancia de la educación, especialmente de las mujeres. Después proyecta un vídeo de 10 minutos que recoge las actividades de grupos de los niños y las niñas y de las mujeres en la misión, con especial dedicación a las escuelas y a las labores agrícolas.
Óscar Pagés, en representación de la ONG, comentó la posibilidad de construir un nuevo pozo o de canalizar el agua de un rio cercano para facilitar la puesta en riego de una superficie de 3 Ha. disponible cerca de la misión. La religiosa también explicó los esfuerzos para hacer un uso racional del agua, un bien escaso en la zona.
Tras de algunas preguntas, la madre Aurora entrega una escultura en madera de ébano que representa el mapa de Mozambique al presidente de Agua Pura y algunos presentes a los asistentes, platitos de cerámica, portalápices de madera de ébano y unas piezas de tela de colores vivos, con dibujos geométricos o de animales y a las que nosotros llamaríamos pareos. Ella aclara que la prenda se llama “capulana” una pieza de tela que acompaña a los habitantes de este territorio durante toda su vida. En ella los envuelven cuando nacen, la utilizan las madres para llevar a los niños en la espalada, forma parte del vestido diario de las mujeres como falda, se usa como cubierta para dormir y son amortajados con ellas cuando mueren.
Por último se firma el convenio sobre el altar de la Iglesia, muy modesta, que ha acogido la reunión.